El padre de Hanna se sumerge en el trabajo y la única señal de su madre ausente es un marco de fotos vacío.
Hanna sobrevive gracias a su amor por el arte y su obsesión por el arte su obsesión por los gorilas, ha dibujado y pintado tantos gorilas que uno ha entrado en su mente y parece su sombra. Cuando desayuna en silencio con su padre, se ven imágenes de gorilas en la caja de cereales y en el periódico.
El padre regala a Hanna un gorila de juguete manso en todos los sentidos, pero ella se siente decepcionada.
Para mayores de tres años. Demasiado complicado para mi gusto.
upsss que penita de hanna....
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