Aunque llueva, nieve, o caigan meteoritos, no se perdona ir a hacer windsurf, bien temprano, a las 9 está en el agua, y yo...pues yo...con mi manta, un libro y un café. Algunas veces pensando en lo que costará alquilar un helicóptero, otras pensando (con lo bonito que es ballet), y otras rezando para que el puntito que creo que es mi hija no cruce la ría.
En fin un sinvivir que se convirtió en su pasión.
Un deporte muy entretenido, contacto con el mar, un deporte que estimula la atención y ademas tampoco peligroso
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