El otro día fui con los niños a visitar los tejados de la Caterdral.
Es una visita que os aconsejo porque si soy una enamorada de Santiago , ahora creo que lo soy más. Me hubiese encantado quedarme un par de horas allí sentada, sin hacer nada , solo girando alrededor para no perderme nada. Saqué millones de fotografías. Para la próxima semana pienso volver. Esta vez sin cámara. Solo para mirar, sin más.
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