A su padre no se le ocurre otra idea que decir mientras estamos comiendo que hay un satélite revoloteando fuera de su órbita, y que caerá en breve en la Tierra.
Eso fue hace tres días, los mismos que lleva ella mirando al cielo por si las moscas.
_ Pero papá_ dice con voz entrecortada_ ¿se sabe dónde va a caer?.
_ Más o menos, pero puede variar, bla, bla, bla.... es que le contó un rollo que ya no me acuerdo.
_ Pero papá _vuelve a preguntar, pues yo creo que le pasó como a mi, que no se enteró)_ ¿cómo no avisan a la gente para que hagan refugios y se escondan?.
_ Pero papá, ¿y si cae aquí?, en nuestra casa, y destruye todo?.
_ Pues catapún, se acabó.
Ahí entro yo.
_ Por Dios, ¡cuenta toda la verdad!, aquí no se va a caer.
Primero porque ya dijeron que iba a caer e China, en Japón, media vuelta y pon. (Eso por supuesto me lo inventé yo, no vaya a ser que las que tenéis familia en China o en Japón, empecéis a llamar por teléfono, y se monte la de San Quintín). Segundo porque el alcalde de Santiago nos avisaría a todos. Y tercero porque se me rallaría el coche ahora que está perfecto.
La dejé un poco más tranquila, ahora la que mira al cielo soy yo.
¡ Me parto con tus ocurrencias, ANA, jajaja !
ResponderEliminarMi nieta mayor y sus amigas se pasaron la tarde mirando al cielo temerosas hasta que el papi de una de ellas les dijo que ya había caído en el Pacífico....
MUAAAAAAAAAAAC
Bien, bien, menos mal que dejaste tranquila a ROberta, la pobre!
ResponderEliminarBesos