lunes, 2 de diciembre de 2013

MI BEBÉ OLIVER TWIST

 Este fin de semana estuvimos en A Coruña, que tenía un ambientazo navideño que nos encantó.
 Mi bebé que acaba de hacer cinco años disfrutó viendo los escaparates navideños, y paseando comiendo castañas, tomando chocolate con churros...
 En una tienda monísima de la calle Real en la que venden golosinas, la dueña de la tienda puso un Papá Noel gigante con un saco lleno de caramelos para que todos los niños cogiesen uno o dos caramelitos.
 Pero mi bebé pensó la jugada, como Oliver Twist, miró de reojo hacia  los lados, se acercó despacito juntó las dos manitas regordetas, cogió cien caramelos y echó a correr, con tan mala suerte de que se confundió y corrió hacia el lado contrario de donde estábamos nosotros.
 Mi pequeño ladronzuelo se asustó por no ver a sus papás y a su hermana y la mitad de los caramelos se le cayeron por el suelo.
 Si no tuviese que reñirle me lo comía a besos.
 Me prometió que no lo volvería a hacer, pero que él pensaba que eran todos para él.
 Es que es mi amor.

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