El padre salía llorando recogiendo los dibujos de las paredes de sus hijos.
A mi se me encogió el corazón, y a mi hija Sor Matilde más.
9 mil euros para unos no es nada, y para otros es su vida entera.
_ ¡Ay mamá!, ¿qué podemos hacer?-me pregunta.
_Jo Roberta, muy poca cosa.
_¿Y si vamos a hablar con el alcalde, o el presidente, o el Rey?.
_ No es tan fácil... _le contesto.
_ Pues nos ponemos delante de su casa con pancartas, para que se pare a hablar con nosotras.
Ese toque no sé de donde lo saca.
_ ¿Y si avisamos a la gente y entre todos ponemos un poquito de dinero?.
Pero ayer sucedió un milagro, el milagro de estas Navidades.
Alguien, un anónimo les regaló el dinero.
Jo a mi se me cayó la lagrimilla cuando lo ví, es que éste mundo es tan injusto, el pobre decía mi casa es pequeña y humilde pero es mi hogar...madre mía...ante ésas cosas uno se queda con el corazón encogido.
ResponderEliminarNo sabía lo del anónimo pero bendit@ sea, a ésa familia le han dado un poquito de esperanza.