Este verano, mi hija Roberta (13 años) quiso aprender a hacer windsurf, así que en un principio empezó con un cursillo, le enganchó tanto, que se pasó los meses de julio y agosto cada día yendo al agua. Con sol, con lluvia, con frío... daba igual.
Ahora en invierno quiere ir, pero grrrr el frío es pelón y no le dejo. Así que le prometí que en marzo volvía a empezar. Está contando los días, ya os enseñaré fotografías.
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