Jonathan es enviado a la montaña de Hemlock con la importante misión de recoger una cacerola de acero de su tía, pero la montaña de Hemlock no es en realidad una montaa, si no más bien una colina que a Jonathan bajo la nieve de invierno, le parece realmente grande. Durante el trayecto se hace amigo de pájaros y ardillas, pero no puede dejar de pensar en los osos.
En plena ascensión, y para sentirse valiente, va repitiendo una cantinela que niega la existencia de osos en la montaña.
Un cuento ideal para ser leído en voz alta.
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