jueves, 5 de febrero de 2015

TEO Y SU PEDRIGUÍ

 Este verano aproveché un día nublado para llevar a Teo al veterinario, pues necesitaba una revisión de urgencia.
 Así que me puse monísima y me fui al pueblo de al lado.
 Le puse su arnés de tigre, la correa de brillantes, mi acento súper pijo y hala.
 Así que me pongo a contarle a la mujer lo que quería hacerle a mi perro.
 _Buenos súper días, quería hacerle una súper revisión a mi súper perro, con su súper pedigrí, limpiarle el sarro de sus súper dientes, y cortarle su súper pelo.
 Parecía una metralleta.
 _De acuerdo, _ me contesta,_ pero al hacerle tantas cosas, tardaré por lo menos dos horas.
 _No se preocupe voy a aprovechar para ir a la súper peluquería.
 Así que me marché y a las dos horas vuelvo.
 Se me hizo raro ver a Teo atado y con cara de compungido.
 _ Súper hola_ entré toda sonriente.
 La mujer cogió a Teo en sus brazos, y me empieza a contar...
 _ Tardamos exactamente cinco minutos en hacerlo. Primero. Las uñas fue imposible limárselas porque apenas tiene, están tan gastadas que lo ideal sería ponerle unas postizas.
 Segundo, el pelo fue cortado no hace mucho, porque las escaleras que tiene, o lo rapamos, o si no es imposible... Y tercero, limpiarle los dientes...
 Ahí la señora agarró a Teo como si fuese un cocodrilo y le abrió la boca de tal manera que parecía una boa.
 Ahí no di crédito....
 Mi pobre can, sólo tenía dos dientes, uno arriba y otro abajo, cruzados.
 _Peeeeero... ¿y sus dientes?.
 _ Este perro debe tener 11 años, y hace por lo menos dos que le faltan..
 Madre mía, de repente ya se me puso mi acento gallego de siempre...
 _ Bueeeno, pues nada... me voy...
 Así que con el rabo entre las piernas me marché con mi gran perro con pedigrí.

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