El jueves pasado me llevé a mi hija Roberta a pintar un trocito de la Plaza de la Quintana, hacía calorcito, así que con un zumito de melocotón, pinceles, acuarelas, y un poco de paciencia lo conseguimos, mal, muy mal mis clases de dibujo que yo creí que habían dado sus frutos, pues estaba equivocada, la acuarela es preciosa, pero muy difícil. Con Roberta me hago la listilla porque como tampoco tiene ni idea... ya os iré enseñando alguna.
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